En el grupo para los indigentes en situación de calle, asistía una mujer que no pertenecía a ese contexto, quien continuaba llegando al programa con deseos de pertenecer y encontrar respuestas a sus insatisfacciones personales y mal estar psicológico; colaborando y sintiéndose útil apoyaba al ministerio, pero no satisfacíamos sus necesidades espirituales y emocionales. Ella requería de un grupo de apoyo que la ayudara tanto a ella como a otras mujeres de su misma condición, a escapar de las heridas internas de la vida y permitir que Cristo obrara en sus vidas para lograr desarrollar la fuerza y la fe social, emocional y, sobre todo, espiritual. Esto tenía que ocurrir en un lugar y tiempo diferente, uno donde las mujeres se sintieran seguras y respetadas.
Fue entonces que en el 2018 nuestra Fundación, dirigida por el Espíritu Santo, decidió abrir un Ministerio sólo para mujeres, el cual no incluye a mujeres en situación de calle, porque, aunque haya mujeres afectadas por la adicción o por relaciones sociales y familiares desafiantes, éstas no terminan en las calles, sino que quedan atrapadas en relaciones abusivas y dañinas en una cultura predominantemente machista, y existente en toda América Latina.
El Ministerio de Mujeres se encuentra estratégicamente dirigido y planificado por educadoras voluntarias, por mujeres que comparten la misma fe. Este grupo de mujeres es una parte esencial de la misión cristiana de nuestra organización, porque también alcanza a madres solteras, mujeres maltratadas y mujeres profesionales que de alguna manera u otra se identifican con las demás y con esas luchas y dolor interno que han llevado durante años.
Nuestras actividades con el Ministerio de Mujeres se basan en el apoyo a sus necesidades emocionales. Eso es lo que hacemos, les recordamos que son hijas de Dios, amadas por nuestro Creador. Las llevamos a un punto en el que ese amor tiene que empezar con ellas mismas. Buscamos maneras de romper las cadenas. Luego las llevamos a reaprender una nueva forma de vivir perdonándose a sí mismas y aprendiendo a perdonar a los demás mientras caminan en una nueva fe regenerada en Cristo.
Otro enfoque que nuestra fundación Quien Soy intenta implementar a medida que crecemos, es en las habilidades para la vida de aquellas que no cuentan con un trabajo. Tratamos de descubrir sus talentos o habilidades y de encontrar los medios o recursos para ayudarles, de acuerdo a nuestra capacidad, enviándoles a aprender un oficio, habilidades vocacionales o ayudarles a convertirse en emprendedoras dentro de su comunidad.
Hoy estamos enfocados en trabajar de una manera más integral. El acompañamiento pastoral y el trabajo con otras disciplinas son vitales para restaurar a las personas en las áreas de mayor necesidad. El evangelio de Jesucristo y su obra redentora en la cruz incluye; la restauración integral de la persona.